Manejo de crisis en equipos y empresas

No se trata de solo resistir sino de salir fortalecidos.

Por Vanessa Amaya

Nuestros entornos de trabajo tienden a ser cada día más complejos y aunque solemos decir que estamos acostumbrados a trabajar trabajar en ellos y a trabajar con estrés, no quiere decir que estemos obteniendo los mejores resultados.

Aquí la cuestión es que pueden llegar situaciones inesperadas que pongan en riesgo la continuidad de los proyectos, e incluso la continuidad de las empresas. Situaciones cargadas de incertidumbre que impactan en nuestras actividades esenciales.

Dada que estas situaciones son probables y sus consecuencias pueden ser devastadoras, las empresas y los equipos necesitan recuperarse lo más pronto posible de una crisis, no solo resistirlas o intentar sobrevivirlas sino de salir fortalecidos, aprovechando positivamente ese conjunto de eventos adversos que les podrían dar como regalo una ventaja competitivo imprevista. 


A lo anterior se le llama: Resiliencia.


Esta capacidad es importante, porque de esta vida no nos vamos sin golpes y dentro de los golpes que podemos recibir puede haber unos muy duros que nos pueden hacer pensar que volver a levantarnos será muy difícil o que cuando logremos levantarnos seremos menos y estaremos peor que antes de caernos Podemos perder la oportunidad y el aprendizaje que cada golpe nos trae.

Cada vínculo que tenemos y cada crisis que vivimos nos viene a enseñar algo siempre y cuando estemos dispuestos a aprenderlo y entre más pronto surja esa disposición ¡mucho mejor!

La vida es una colección de momentos donde hay logros y grandes satisfacciones pero también hay caídas, problemas y fracasos. 

La resiliencia nos ayuda a adaptarnos y aprovechar los retos y crisis que la vida nos trae.

¿Cómo podemos fomentar la resiliencia en nuestra empresa?

  • Creando y adaptando estructuras en lugar de defenderlas. La forma en la que configuramos las áreas y los equipos, en cantidad, en objetivos, en roles y responsabilidades con frecuencia no evoluciona en el mismo sentido en que la empresa lo necesita. 
    Las condiciones y escenarios en las que fue configurada un área o equipo muchas veces desaparecen y los equipos siguen trabajando como si existieran esas condiciones, es decir, trabajan de manera obsoleta sin darse cuenta. Pero alrededor si se pueden dar cuenta, porque son áreas y equipos que terminan siendo cuellos de botella o dejan de aportar.

  • Gestionar efectos emocionales como la ansiedad, el estrés y el burnout. El estrés y las situaciones de crisis provocan reacciones y emociones por lo que es cuándo más se necesita del liderazgo eficaz, contar con líderes comprometidos que puedan tener la empatía suficiente ante las reacciones y emociones que surgen alrededor para comprender, acompañar y apoyar.

  • Fortalecer los vínculos. Las empresas pueden estar mejor preparadas para poder prevenir y actuar cuando hay calidad en las interacciones de su gente, entre más cantidad de vínculos fuertes existan en los equipos, podremos anticipar y responder cuando exista una situación de crisis, incluso, los vínculos fuertes provocan la atención y proactividad, por lo que las personas adquieren la capacidad de percibir las amenazas a los proyectos y a su empresa más fácilmente y esos vínculos logran que no solo se perciban amenazas sino que se hable con confianza de ellas.

  • Gestionar el conocimiento ágil y abiertamente. La innovación es la incorporación de nuevas ideas y conocimiento a algo. Cuando se nos presenta una situación de crisis, es cuando necesitamos creatividad y apertura.
    La gestión del conocimiento debe procurarse ágil para tener la capacidad de adaptación suficiente que permita identificar los conocimientos obsoletos, lo que ya no nos sirve para las nuevas situaciones. También debe de procurarse que sea abierta, es decir, facilitar el intercambio de conocimiento entre los miembros del equipo y permear lo que la empresa aprende.
    Cuando se gestiona bien el conocimiento, se fortalece la capacidad resolutiva de las personas y esta capacidad lleva implícito obtener otros beneficios como ser más abiertos a críticas constructivas, baja el miedo a tomar la iniciativa y aumenta la tenacidad.

Conclusión:

Somos una persona, un equipo o una empresa resiliente cuando logramos pronto adaptarnos a escenarios desfavorables o complejos.

No es sólo sobrevivir una crisis, es prosperar con ella aprovechando positivamente el evento adverso.

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Por Vanessa Amaya

Vanessa es Ingeniera en Sistemas Computacionales por la UAG. Cuenta con 18 años de experiencia en proyectos de desarrollo de software como consultora para la implementación de prácticas de mejora en equipos, Business Analyst, Instructora, etc. Ha participado en proyectos de implementación y capacitación de marcos ágiles desde el 2012. Es Docente del cuerpo Académico del Diplomado de Ingeniería de Software Ágil en la UNAM. Representante del nodo México de la Comunidad de Agile Women.

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