Scrum resiliente: ¿qué está matando el cambio que necesita tu equipo?
Hablar de la popularidad de Scrum también significa hablar de la gran inversión que se ha hecho en este marco alrededor del mundo por las empresas que han decidido adoptarlo. No es solo una cuestión de inversión en capacitación ya que habilitar una nueva forma de trabajar implica gestionar la resistencia al cambio y ajustar procesos para lograr transformación cultural que soporte los desafíos de los mercados competitivos. Porque no se cambia por cambiar, no se adopta Scrum porque sea popular, se adopta porque es una propuesta de solución para lograr sincronizar los objetivos de valor de negocio y valor para usuarios/consumidores con la capacidad del equipo para producir.
Cuando me dicen que no pudieron hacer Scrum funcionar o que lo hicieron funcionar se me vienen a la mente los usuales “sospechosos” de los que habla el libro de “¿Quién mató a cambio?:
En el caso del marco Scrum, aparte de los 13 “sospechosos” anteriores también es importante considerar lo siguiente:
Scrum no es la única propuesta que hay para poder trabajar agilidad. No solo de Scrum vive la agilidad y es válido buscar otras opciones que no sean blanco fácil de la cultura.
Scrum no tiene prácticas propias, por lo que al habilitarlo sin un entrenamiento adecuado que permita posteriormente identificar prácticas complementarias, morirá por “inanición” de prácticas.
Scrum necesita “guardaespaldas” que lo cuiden de los sospechosos, estos agentes que lo custodien pueden ser Lean Change Management, Management 3.0, Scrum at Scale, LeSS y por supuesto, fomentar el Liderazgo (realmente) ágil.
Gestionar la resistencia al cambio es crucial para proteger el retorno de la inversión en Scrum. Esto implica una comunicación clara y transparente sobre los beneficios y objetivos de la adopción de Scrum, así como una atención muy cuidadosa a las preocupaciones y temores de los empleados afectados por el cambio.
Además, es fundamental ofrecer un apoyo continuo y recursos adecuados para facilitar la transición a la nueva forma de trabajo. Esto puede incluir la capacitación adicional, la mentoría y la creación de un entorno que fomente la experimentación y el aprendizaje continuo.